Llamamos otra vez la atención a la distinción entre el nacimiento de Cristo y su encarnación. El nacimiento no es sino un incidente propio de todo lo relacionado con la encarnación. La encarnación —esa estupenda empresa de Dios— comprende el advenimiento de la segunda Persona de la Divinidad para entrar en la familia humana, con el propósito de una eterna participación con ella. Este advenimiento es una de las siete empresas más grandes
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